La invención del lavado a máquina no es cosa de ayer. Se remonta a 1767, año en que Jacob Christian Schäffer desarrolla un aparato históricamente inédito: La primera máquina de lavado manual. Pero no sería hasta el siglo XX que se industrializaría y democratizaría este invento. Toda una serie de innovaciones radicales y en aumento que nacieron el siglo pasado, incluída la automatización de los equipamientos. Veamos cómo funciona una lavadora moderna.
Los tipos de lavadora
La lavadora doméstica se distingue de las profesionales por la capacidad de carga, los materiales de construcción y el diseño.
Una máquina doméstica puede lavar de 5 a 7kg de colada. Las máquinas profesionales, como las que puedes encontrar en las lavanderías autoservicio, son más robustas y fiables: construídas con acero inoxidable, pueden asumir hasta 30kg de colada, incluídas grandes telas.
Una máquina industrial está equipada, además, con numerosas opciones de lavado (nivel de agua variable, ciclos específicos, selección de temperatura…). Las lavadoras que puedes encontrar en las lavanderías son muy particulares: su interfaz ha sido simplificado para facilitar la experiencia del usuario.
Los componentes principales de una lavadora
Todas las lavadoras, ya sean domésticas o no, constan de las siguientes partes:
El tambor: un cilindro de metal, perforado por pequeños agujeros, dentro del cual se poner la ropa a lavar.
El tanque: impermeable e inoxidable, el cual aloja el tambor, así como el agua de lavado. Está conectado a la toma de agua para abastecer de la misma al lavado.
El termostato y el presostato: el primero regula la temperatura del agua y el segundo el nivel de agua.
Bañera de lavandería: varios compartimentos que contienen la ropa para lavar o prelavar, así como también el suavizante.
El motor eléctrico: acciona la rotación del tambor.
La bomba: necesaria para vaciar de agua el tanque.
El panel de control: puede ser analógico o digital y permite escoger un ciclo de lavado.
El funcionamiento
El funcionamiento de una lavadora varía según el tipo de lavado: ciclo de lavado clásico (wet cleaning) o lavado en seco (dry cleaning).
El lavado «clásico »
El lavado comienza por el ciclo de lavado : la ropa y otros tejidos se lavan con agua. La tela se agita primero lentamente, a medida que el tanque se llena de agua (se abre una válvula para dejar pasar el agua y se cierra una vez que se alcanza el nivel indicado). Luego, el tambor realizará giros rápidos, bajo la acción del motor, para enjabonar la ropa y despegar la mayor cantidad posible de suciedad.
Un ciclo de prelavado puede ser posible para las prendas muy sucias.
Luego viene el vaciado durante el cual la bomba vacía el agua sucia del tanque. El ciclo termina con el centrifugado de su ropa: el tambor realiza giros aún más rápidos para evacuar un máximo de agua antes de secarse, sea a máquina o al aire libre.
El lavado en seco
La limpieza en seco implica un solvente y nada de agua. En general, el solvente es un hidrocarburo clorado, siendo el percloroetileno el más común.
El solvente no se elimina como el agua de un lavado «clásico» sino que se reutiliza: se denomina circuito cerrado.
¿Sabías que…?
La limpieza en seco es una invención fortuita y antigua: en 1855, Jean-Baptiste Jolly pone inconscientemente aguarrás y alcohol en una prenda y descubre que la mezcla no mancha la tela, sino que la limpia. Poco después se abriría en París el primer establecimiento de limpieza en seco.